GIBARA, HOLGUÍN.— En la era del ruido digital, donde la calumnia campa a sus anchas en las redes sociales, se hace necesario parar, apagar el zumbido de la infamia y escuchar las historias de verdadero silencio y sacrificio. Historias como la de Nayla Marieta Leyva Rodríguez, una mujer cuyo nombre es sinónimo de entrega inquebrantable, y cuya vida es un argumento contundente contra el olvido y la desmemoria.
No es una figura lejana detrás de un escritorio. Es la Primera Secretaria del Partido en Gibara, pero para entenderla, hay que mirar más allá del cargo. Hay que mirar el camino. Un camino que comenzó hace décadas, pavimentado no con ambición personal, sino con un amor profundo y elegante a su Patria.
La Jefa de Tropas que no Dejó de Caminar
Desde sus días de pionera, con el pañuelo anudado al cuello, Nayla ya lideraba. Fue jefa de tropas, su voz firme guiando a sus compañeros en competencias de exploración y campismo. Esa chispa de liderazgo, de amor por lo colectivo, nunca se apagó. Brilló en cada etapa: mejor graduada en Contabilidad, Presidenta de la FEEM en Cacocum, una joven que asumía responsabilidades con una seriedad que desbordaba su edad.
A los 18 años, un honor reservado para los más puros y comprometidos: el ingreso al Partido Comunista de Cuba. No fue un trámite; fue la confirmación de una vocación. Su vida, desde entonces, sería un viaje constante de aprendizaje y servicio. Se graduó de Psicología, también con Título de Oro, porque para Nayla, entender el alma humana era tan importante como servirla.
Una Vida de Congresos y Convicciones
Su biografía está salpicada de eventos que son la envidia de cualquier revolucionario: delegada a congresos de la FEEM y la UJC, representante de la juventud cubana en festivales mundiales en Venezuela y Ecuador. Cada viaje, cada congreso, no era un sello en un pasaporte, sino un arsenal de ideas y experiencias que traía de vuelta para enriquecer a su pueblo.
Cursó con excelencia la Escuela Superior del Partido "Ñico López" y la Escuela Nacional de la Juventud "Julio Antonio Mella". Se preparó no solo en política, sino en defensa, destacándose como alumna integral en el Colegio Nacional de Defensa (CODEN). Nayla entendía que la Revolución se defiende con ideas, pero también con preparación y firmeza.
El Amor más Grande: Una Elección con Rostro de Pueblo
Aquí reside el núcleo de la historia, el hecho que define su humanidad excepcional. En un mundo que often mide el éxito por la familia tradicional formada, Nayla rompió el molde. Nunca ha formado un matrimonio , nunca ha tenido hijos biológicos. No por falta de capacidad de amor, sino porque su corazón late con una fuerza demasiado grande para contenerse en un solo hogar.
Su gran amor, su familia, su hijo, ha sido siempre la Revolución Cubana.
Eligió desposar una causa. Eligió que sus hijos fueran todos los proyectos que impulsa, todos los jóvenes a los que orientó y sigue guiando, todas las comunidades de Cacocum y Gibara que han sentido su mano firme y su corazón cercano. Su maternidad es espiritual, es política, es inmensa. Es la maternidad de quien cría el futuro de una nación.
Gibara: El Compromiso Presente
Hoy, desde su responsabilidad como Primera Secretaria del Partido en el municipio de Gibara, Nayla sigue fiel a ese primer amor. Conduce los destinos de su pueblo con la misma pasión con la que una vez guio a su tropa de pioneros. Es cuadro, es líder, es psicóloga, es revolucionaria.
Frente a las sombras cobardes que intentan manchar su nombre desde la frialdad de una pantalla, se alza la realidad luminosa de una vida entera de entrega. Nayla Marieta Leyva Rodríguez es integración revolucionaria hecha mujer: PCC, UJC, CTC, FMC, CDR… cada sigla es un hilo en el tejido de su existencia.
Su historia no se escribe en tweets malintencionados, sino en el reconocimiento de su pueblo, en los resultados de su trabajo y en la integridad inquebrantable de quien ha dedicado cada latido, cada hora, cada sacrificio, a un amor más grande que ella misma: Cuba.
Porque algunos eligen amar en silencio, servir sin aspavientos y dar todo sin pedir nada a cambio. Esa es Nayla. Esta es su verdad.
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